domingo, 1 de febrero de 2015

Poema 8º: "Un libro de infancia" (inédito)


Poema Inédito
enviado por el autor
para su publicación en el blog
 (Agradecemos al poeta este nuevo regalo y el privilegio de darlo a conocer)


2 comentarios:

Ramiro dijo...

Tras la 2ª guerra mundial confluyeron pensamientos de distinto orden: existencialismos, recuperación revisionista del marxismo, ontologismos…; pero esas posturas teóricas tenían elementos comunes: dar alarma sobre el capitalismo tardío. Tal capitalismo pintaba un paisaje de masas, un mundo caracterizado por el anonimato y la pérdida de relaciones afectivas y comunitarias. Grandes ciudades aglutinadas para la producción, capitalismo de consumo concretado en hipermercados rebosantes de productos. Hoy ya es costumbre lo que debió de ser una revolución espeluznante. El sueño de todo comunitarista es presentar un orden social en el que las relaciones humanas tengan nombres y apellidos, un “tú a tú” que rechaza la indiferencia que se vislumbra en las sociedades de masas. También se tratará de reivindicar vínculos más cercanos entre el hombre y la naturaleza, por ejemplo, como alternativa a la industria de ganadería intensiva. Antonio Colinas, creemos, sería representante de una postura comunitarista, alejado de un individualismo desprotegido de sus vínculos familiares-comunitarios.
Antonio Colinas “frena” con este poema el tiempo de la historia y del progreso. Alimenta, empero, el tiempo vivencial de un padre y un hijo. Un padre es más que un ser biológico que reproduce un nuevo ser sin más. Un padre es la concreción del amor infinito, la incondicionalidad más respetuosa que empequeñece sus manos gigantes, transformándolas en amables; que engrandece la pequeñez de la vida en crecimiento, dando un aliento de cariño y ternura. Bien sabe la vida desde sus inicios, que el poder de la alimentación debe equilibrarse con la afectividad y caricias. Recuerdo ver la escena de un inmenso cocodrilo africano, portando en sus fauces, con dulzura, un huevo de su puesta. La fiereza más amable del mundo…
…Y en este regalo que es el don de la vida, encontramos la gratitud de un padre que cuida de su hijo y le hace carne; y además, no se preocupa por su vida sin más, sino que se preocupa por dignificar la vida, para que su hijo crezca en la alegría y curiosidad abierta al mundo.
Nunca se sabe el significado que puede tener en la vida de un hijo, la luz trasmitida por un padre. En este caso, los múltiples caminos posibles se concretan en lo que sería “el camino” para un hijo. Un hijo que rescata, con mirada retrospectiva de agradecimiento, la virtud de tener un padre que, sabiéndolo y sin saberlo, le encamina y le permite andar erguido por la senda, quizás más rica, quizás más grata: caminar sobre múltiples mundos, con grandeza de hacer camino, de forjarse una vida con la creatividad necesaria de afianzar destino. Y quizás todavía más alentador, el saber que el libro es un refugio, un remanso de paz y serenidad para un niño, cuyas noches ya no le arrebatan la armonía.
Un niño malito, impedido a expandir sus alas y volar sobre las nieves, recoge con sus manos pequeñas un libro sugerente, fantástico, una luz entre las luces. Un guiño a la vida que tanto necesitamos, para no permitir que nuestra piel humana sea arrancada de entre tanto artefacto y anonimato.

ANABEL dijo...

Por definición, la constante de gravitación universal es una constante física obtenida de forma empírica, que determina la intensidad de la fuerza de atracción gravitatoria entre los cuerpos. Existe otra constante de afinidad entre los seres humanos, relacionada con el afecto y el apego, productora de una serie de emociones y experiencias. Esta constante, bien puede brotar de la amistad, entre la pareja, o entre los miembros de una familia. Es lo que llamamos la fuerza del amor. El caso del poema refleja el amor que un padre siente por su hijo.
Hay situaciones íntimas en la vida de cada ser humano, que se reviven con intensidad en el recuerdo, sobre todo, si se trata de instantes que nos han llenado de plenitud. En este caso, el poeta nos remite a una situación de su infancia, que ha marcado su vida para siempre de una manera especialmente positiva; trasladarse al pasado y disfrutar de las escenas en ese intervalo de tiempo, le llena de felicidad. La figura del padre ha jugado un papel primordial, queriendo éste obsequiar con un detalle a su hijo para reconfortarle en su situación de enfermedad y, con el deseo de verle pronto corretear por la casa envuelto en risas y alegría, le regala un libro; es un libro de cuentos del más célebre escritor romántico danés, Andersen. Este regalo probablemente serviría de trampolín para que ese niño se convirtiera en el escritor que actualmente es. Era de esos momentos especiales en la vida en el que se abría paso a un mundo nuevo, completamente distinto, en el que la imaginación jugaba su mejor papel.
Desde la infancia, el individuo comienza a alimentarse de ciertos miedos a través del pensamiento, que genera situaciones acerca de un futuro incierto, situaciones que quizá nunca lleguen a suceder. Pues bien, ese pequeño asustadizo se llenó de emoción y todos sus miedos desaparecieron (“ya no había seres misteriosos que me atemorizaran …”), se llenó de luz aquel túnel oscuro por el que viajaban los miedos como sombras oscuras, de modo que ya no tenían espacio que pudieran habitar. Ese mundo nuevo se abría ante sus ojos como un conglomerado de aventuras multicolores, era el mundo que su padre había puesto en sus manos.
El final del poema parece hablar de los campos en sentido figurado (aunque también podría tratarse de los atractivos campos rebosantes de hierba, margaritas y amapolas, con un techo azul celeste, danzando al unísono con los dulces trinos de los pájaros –sólo el poeta conoce su propia realidad-), podría equipararse el campo con la vida misma en la que ese niño fue creciendo hasta llegar a su juventud; dejando atrás su infancia, también quedaba atrás esa otra realidad tan distinta al día a día, la imaginación en su sentido más amplio, en la que la libertad no conoce límites, esa otra realidad en la que creerá por siempre, aunque jamás la vea.