sábado, 1 de noviembre de 2014

Poema 3º: "Las dos madres"

LAS DOS MADRES
de la serie "Penumbras del noroeste"
incluida en la antología "Tiempo y abismo" (1999-2002)

(de Antonio Colinas: OBRA POÉTICA COMPLETA, Siruela, Madrid, 2011)
 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ANABEL.

Hola a todos, a continuación voy a realizar un comentario respecto al poema "Las dos madres", expresando las sensaciones que he percibido a lo largo de su lectura. En esta ocasión, el poeta se plantea la incógnita de nuestra existencia, preguntándose dónde están nuestros seres queridos envueltos en un cuerpo lleno de vida, y desaparecidos en brazos del silencio ("¿en qué abismos de luz estáis morando?"). Menciona los personajes bíblicos, Marta y María, estableciendo una comparación con sus dos madres. Se me ocurre pensar que estas dos madres son la propia madre del poeta, y otra persona allegada, que fue para él una segunda madre, pero esto es tan sólo una conjetura. De cualquier modo, las dos descansan en paz, llenas de luz, y su presencia habrá quedado para siempre en el recuerdo, incluso sus voces ("...¿me habláis de lejos con silencio sonoro?"). Cuando el poeta piensa en ellas, se llena de sosiego ("sois las hermanas mansas del diálogo"), y de dulzura ("me habláis como en los versos del poema de Pascoli").
Se sabe que Pascoli hacía comprender con su mensaje poético el placer de las cosas sencillas, vistas con la sensibilidad infantil que cada uno lleva dentro de sí; a mi parecer, es la manera más pura y armónica de comprender la vida.
De nuevo, la presencia de la naturaleza hace su aparición ("...desde un río hasta un monte"). Personalmente, me resulta muy atractivo el verso: "Y regresaba siendo árbol de pájaros", el árbol es un ser vivo estático, tan sólo se mueven ligeramente sus hojas y ramas, sin embargo, sirve de lugar de reposo para otros seres vivos, en este caso, pájaros,y es así como se sentía el poeta, formando parte de la naturaleza como otro elemento más de la misma, un árbol, fuente de reposo.

Juan Carlos dijo...

"Si una es tiempo, la otra es abismo". Como coda final que recogiera los dos acordes dominantes en toda una sinfonía, concluye el poema con dos versos mínimos que sin embargo dan título a toda la antología ("Tiempo y abismo"). Entiendo que estas son las dos madres, como dos principios básicos que dan forma al alma actual del autor. María: un fondo de silencio, misterio, río, inocencia de muerte, el no saber del niño, ABISMO... del que pudo salvarse y sigue salvándose gracias al poder de la palabra, que es la genuina acción del poeta en el TIEMPO, Marta, monte, y demás símbolos. Necesita volver a su infancia y lo auténtico y natural de ambas fuentes para seguir viviendo.
Es un poema lleno de vida.

Ramiro dijo...

La generosidad de un lugar se puede medir por la consideración de sus habitantes hacia sus mayores. La grandeza de una persona estaría en reconocer que su ser es grandioso por lo que no es él, y sin embargo nos posibilita. Un poema que en este sentido brilla por su humildad, en dos sentidos me parece:
1. Porque la humildad la centra el poeta en que la vida le viene dada por y a través de seres queridos que le circundan. Lejos de afianzar su personalidad como un ego individualista, la vida es un agradecimiento que necesita de los otros que le protegen para ser alguien. Ruptura entonces de la soberbia individualista.
2. Como puedo observar –en lo poco que sé- de la trayectoria poética de Colinas, todo antropocentrismo es eliminado. No existe. Y puede comprobarse en este poema: la vida humana se diluye entre los cuatro elementos de la naturaleza: el agua es río fluyendo que nos suena a la tranquilidad de un mundo con sonoridad virgen, o es fuente, inagotable panta rei; el fuego ruge mordiendo con violencia, quizás para contrarrestar el frío intenso –aún así amable-; la tierra, que es sendero, o es cumbre, o roca, pero siempre frágil, natural, limpia; el aire, es un viento que sopla silbando como Hermes o un Ángel trasmitiendo mensajes. En el poema, las personas no se imponen, maltratan o destruyen la naturaleza. Ruptura entonces de la soberbia antropocentrista.
En este poema Colinas nos embarga de cariño y ternura ante dos personas, suponemos que mayores, fallecidas ya, que lo fueron todo en su vida; que dedicaron su esfuerzo y energía en “dar a luz” la gracia de Colinas. Dos mujeres brillantes en sus diferentes ocupaciones. Ambas son llamadas como en el pasaje de la biblia de las dos hermanas, Marta y María. Pero seguramente ni así se llamaban, ni haya intención del poeta por buscar análogos exactos con las figuras bíblicas –porque la Marta bíblica está más afianzada a la tierra y al oikos que la Marta del poema, que me parece más puesta su mirada en lo celestial que en lo terrenal-.
En definitiva, Colinas nos muestra un paisaje donde las mujeres no desentonan del entorno natural. Donde la vida sigue el ciclo que debe seguir, y, por último, donde el poeta, haciendo suya la inocencia defendida por Nietzsche como época más virtuosa y original frente a la corrupción de la moral se pregunta: ¿Quién me devolverá el don del no saber y del saber del niño?